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Frente a nuestras montañas la belleza se simplifica muchas veces. Los ríos que bajan como chivatos al galope nacen de los gruesos cristales de la nieve desde las alturas llenas de águilas y cóndores. Luz de Chile recibe todo nuestro amor y todas nuestras sangres araucana y española. Hoy la gracia de nuestro emblema nacional es global y es capaz de atravesar las fronteras, llegar a los rincones más recónditos del mapa y del corazón. La Historia de nuestra tierra esta escrita en los caminos y en las piedras…en los sauces llorando por otro sauce en las orillas de un estero de Chillán, de Limache u Olmúe. Puro Chile y pura chicha dulce de uvas y de manzanas, para vivir embriagado de amor y de paz por las cordilleras del litoral. A ti, Chile, te debemos nuestras palpitaciones, nuestros pasos, nuestros respiros, la Vida total que se nutre cada día hasta el cansancio con tu mineral, tu fraternidad y tus cimientos naturales. Chile, pura chicha es nuestro cielo compadre y puros vinos que nos bebemos también, pues los mejores mostos de uvas que se cultivan con los colores divinos de la flor del Copihúe. Nuestras trigueñas tierras son nuestras, como ese trigo inquieto que se asolea en los campos azulados prometiéndonos tiempos mejores. Nosotros te queremos, como queremos a nuestros padres de la Patria, que dieron sus vidas para que tú fueras libre y soberana hasta nuestra muerte. La Nación es nuestra Reina, es nuestra Madre planetaria que nos recibe en sus brazos, para hacernos vivir y revivir, bajo la agotadora lucha de subsistir en las circunstancias mas extremas del Hombre…
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