dimanche 19 août 2007

Aguacero de Palabras - W



Hoy después de muchas estaciones recordamos siempre su barbilla blanca y su aspecto de profeta y vagabundo. Walt Whitman, para la poesía fue un trance y para nosotros una oportunidad, después de que estuviéramos exclaustrados en unos aposentos llenos de ignorancias y turbaciones, donde las consonancias de otras épocas nos atrapaban con sus consecutivas repeticiones, hoy que nos perdonen nuestros eternos clásicos de la lengua española, que nos hipnotizaban con sus sonetos y sus rimas, pero este anciano supo cambiar el cosmos de las cosas y de nuestro tiempo contemporáneo. Creo que nos sentimos todos en aquellos minutos como que observáramos por un mirador donde podíamos ver todos nuestros futuros. Jamás un Poeta, tuvo tantos ejemplos de visiones y alegorías extensas y extensas como es la ribera Mississippi. Desde aquellos luminosos momentos dejamos de ignorar los versos libres y fueron para nosotros, como unos largos pensamientos e interminables conocimientos llenos de novedades, nosotros habíamos comprendido que inconcientemente habíamos caído bajo el embrujo y la dialéctica del artista. La tecnología nos aburría y las ruedas no nos llevaban a ningún destino solo nuestras extremidades tenían el poder de llevarnos a otros sitios, es decir a los bosques a los ríos y al otoño para nosotros un ser enamorado era un sentimental que se colgaba del corazón de una mujer para poder seguir queriendo. En cambio el poeta se colgaba del mundo, el gozo, la dicha y los sufrimientos para seguir existiendo. Descubrimos al vate Walt Whitman, en un crepúsculo de verano, cuando recitábamos sus Leaves of Grass y sus Cantos en una playa solitaria del litoral, que juglar nos dijimos y nuestras neuronas se volvieron inmoderadas leyéndolo. ¿Que seria esa voz que se alargaba y alargaba hasta terminar en un eco dentro de nuestro corazón? Era algo estupendo si tomábamos en cuenta que aquella señal existía y se nos iba haciendo verdadera y auditiva gracias a su dulzura y su sentido puro y natural. Según decíamos que aquello tenia que ser la belleza de las palabras de la sexualidad. El verso como la velocidad de un buenaventura se nos hizo libre y se pareció al soplo de los puertos del mar y las hermosuras. Fue entonces que hicieron aparición las metáforas, las ideas absolutas e infinitas. Nosotros nos dijimos un día: «A partir de ahora cuando ya nos hemos despertado vendremos a beber las palabras de este mismo pozo para mantenerlas eternamente en la memoria.»


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