dimanche 19 août 2007

Aguacero de Palabras - A


Hoy me encuentro escribiendo estas líneas mientras afuera, a unos centímetros después de los vidrios de mis ventanas esta azotando una especie de aire resistente y helado de unos 18 grados bajo cero, tengo frió, trato de concentrarme, se que tengo que expresarme por intermedio de esta hoja en blanco, que comienzo a rayar con mis apuntes. Ayer estuve leyendo lo que tú me escribiste, para que me hiciera una idea, de cómo estas inventando todo esto que parece tan surrealista por la forma de dirigir tus ideas bastantes pusilánimes y otras veces abstractas, pero tan distinta a todas aquellas extravagancias de la subsistencia.

Creo que Breton te enviaría un saludo fraternal aunque se lo comiera la envidia hasta por los talones. Sabes comparar bien las mariposas con los lagartos y las moscas con las palomas que se reúnen en la plaza de San Pedro, allí si que me quedo sorprendido, porque capto, que de tu mente salen maravillas que siendo incoherentes completan unas sospechas que me llegaron ha dar escalofríos. Pues hay bastante del fin del mundo. Tú me obligas ha seguirte al pie de la letra aunque no haya probado ningún bocado completo de tu sensibilidad, de tus ganas femeninas, que vienen siendo como gritos de algarabía, de cambios de carácter y solo de calentura, esa calentura magistral que comienza bajo el vientre y después se mete por los poros hasta llegar a las neuronas.

No puedo llegar al clímax todavía, ni tampoco al orgasmo intelectual digo yo, porque siempre es muy poca la escritura que tú me envías a veces son escasamente dos páginas en otras oportunidades media pagina y cuando es una media página, te leo en un abrir y cerrar de ojos. Por ejemplo, el otro día tuviste el excelente ingenio de enviarme un simple borrón, pero lleno de graciosas anécdotas, reí tanto que estuve a punto de vomitar en la jaula de mi canario, imagínate como habría quedado la pobre ave bien parecida a un limón pútrido dentro de un canasto. Pero tú me haces sentir a los clásicos españoles tomando sol en Marbella.

Cuando tienes esas ganas de hablar y escribir bien el idioma con esos sonidos mediterráneos que parecieran venir de otras antigüedades, de otras latitudes que fueron más estupendas que la nuestra alguna vez.


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