
Como podríamos definir el empeño de un incesto, en pleno vuelo vertical hacia unos pétalos de geranio en plena mocedad ¿Como una locura de adolescente o una locuaz comunicación de aire y naturaleza? Aun estamos en una era en donde hiendo a la mente podemos captar aquellas ilusiones en vía de desaparición…
Que tal si volviéramos a reconstruir de nuevo toda nuestra civilización imperfecta plena de quiebres y lagunas. Hoy existe una corrupción de ideas y de reglamentos legales dotada por decretos que no existían y que fueron creadas por un grupo de mortales impúdicos. Hubo un siglo en nuestras conductas, en que tuvimos la oportunidad de haber elegido entre el espiritualismo y el materialismo y que pena nos causa ahora no haber estado atento aquel entonces o preparados intelectualmente a lo que nos podía dictar la percepción respetuosa y sabia en aquellos momentos tan trascendentales para nuestra civilización. Pues la única manera, que poseíamos para salir más allá en esta penosa oscuridad fatal, era uniéndonos en espíritu y volviendo a la frontera, a las regiones, a los prados salvajes de las riberas, a la cumbre, que en otras épocas estuvieron bajo la mar.
Pero hoy, todo aquello en la actualidad nos podrá servir solamente como un embarazoso ejemplo, esto de que seamos devorados por los aparatos del consumismo, de la publicidad efectista, los asuntos mercantiles y de business.
Hoy, somos bien pocos los que podemos combatir esta dificultad si tomamos en cuenta, que casi la tercera parte del planeta esta no vidente e inflexible. Quien se atreviera hoy a salvarnos de nuestro error tendría que emerger de nuevo en los brazos de la libertad de la expresión, de la autonomía, de la amistad y la ayuda mutua de los «siècle des lumières»…
Solo así podríamos volver a mastiquar les bâtonnets de réglisse, a comer les truffes, les trompettes de la mort, les girolles, les asperges et les fraises des bois, callampas y otros frutos de la Madre Tierra…y hasta volver a escuchar el llamado de las tribus.

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